Es cierto que están hechas de plástico o materiales sintéticos pero, al igual que las naturales, las flores y plantas artificiales también necesitan una serie de cuidados especiales. Es cierto que la ausencia de estos cuidados no provocará su muerte, pero sí afectará a su aspecto y a la longevidad de los materiales.
La regla número uno es evitar colocar las plantas artificiales en contacto directo con el sol. A diferencia de las plantas naturales, la luz del sol daña el color y la textura de los materiales. Colócalas en zonas oscuras, como pasillos, salas o incluso en el baño.
Para limpiar o eliminar el exceso de polvo u otra suciedad superficial, puedes utilizar un paño para el polvo, un plumero o incluso un secador de pelo, siempre que la temperatura no sea demasiado alta. En el caso de la suciedad más arraigada, puedes utilizar agua, pero evita el uso de productos abrasivos y no olvides: ¡nunca los dejes secar directamente al sol!